sábado, 26 de febrero de 2011


Después de tanto tiempo puedo volver a escribir. Ya terminó todo. Se quedaron con la caja y ahora no me queda ninguna prueba de que todo esto ha ocurrido. No tengo pruebas para demostrar que no estoy loca. Ya no tengo nada.

El suicidio nunca había pasado por mi mente hasta ahora. Quizá no tengo otra salida. Prefiero morir a negar lo que he vivido, prefiero morir a que me terminen por considerar lo suficientemente loca como para empezar a medicarme. Esa no sería mi vida. No necesito esos medicamentos, sólo necesito esos susurros que siempre estaban ahí para ayudarme y que ahora parecen ser inexistentes.

Parece que ya nadie ni nada está de mi parte, por eso el suicidio ha visitado mi mente aunque aún no haya logrado convencerme de que le siga. Ahora mi mente es un mar de dudas que no consigue nadar ni siquiera utilizando manguitos o flotadores.

Me siento perdida, lo veo todo perdido y evidentemente, empezando por mi vida. Ya ni siquiera me considero joven puesto que mi alma está cansada de tanto dolor. Mi alma es una anciana que, aún utilizando bastón, tropieza y tropieza con todas las piedras que se encuentra en su camino.

De todas formas, de momento no haré nada. Seguiré siendo esa ''persona'' que se siente anciana y que se siente defraudada consigo misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario